El arcoiris de Radiohead

lunes, 23 de junio de 2008 en 14:19

También tiene narices el asunto. La primera entrada del blog y no hablo de jazz. Pero como dije, hablaré de lo que sea preciso en cada momento, y de lo que yo, en última instancia, quiera, pues para algo es mi blog.
Y lo preciso, aunque de forma bastante tardía, es que por fin haga una crítica decentilla del último álbum de Radiohead, In Rainbows. Desde el momento en que lo escuché por primera vez, la mañana del 10 de octubre del pasado 2007 en que salía "a descarga" por la voluntad, empecé a barruntar esto que escribo. Y es que es un disco que invita a la reflexión, sobretodo si has seguido la discografía de los de Oxford y tienes dos dedos de frente (lo digo por ciertas cosas que hay que leer).
Si estás buscando en estas líneas algún comentario a cerca del novedoso sistema de distribución que ha tenido el disco y que probablemente haya empezado a revolucionar la Historia de la Música Popular, no es tu sitio, tienes muchos blogs y diarios que lo han comentado y requetecomentado.
Resulta que debajo de la descarga o de la fantástica portada hay diez canciones. Diez canciones perfectas. Diez canciones perfectas que forman un disco perfecto. Un disco que supera con creces Ok Computer
, Kid A y todos los demás (discos que ya estaban en el limbo de los discos perfectos, así que nos estamos moviendo en unos níveles olímpicos). Desde que salió, no se ha hecho sino comparar su contenido con los discos anteriores, de manera que siempre hubiera "peros". Radiohead, amigos, es ahora In Rainbows. El artista no es nada sin su obra. Todos los anteriores discos han sido sus intentos de plasmar lo que sentían, su inquietud. Ahora, lo hayan conseguido o no, tienen un nuevo estandarte, gestado en una situación única e irrepetible, pues el tiempo pasa y las situaciones nunca se repiten. Es un disco que no admite comparaciones.
Y ahora, vamos a la música. Si me pidieran buscar adjetivos que describieran
In Rainbows, diría que es un álbum redondo, medido, cálido y envolvente. La producción es sencillamente espectacular, parece hecho todo con un mimo enfermizo. Radiohead sabían que estaban haciendo algo maravilloso, la joya de la corona. El trabajo vocal de Thom Yorke se eleva a unos níveles astrales, se nota que ha puesto todo su esfuerzo en ello (no podemos elevarlo como un garganta prodigiosa, él es algo distinto). In Rainbows suena a álbum clásico, como si los Beatles de 1967 hubiesen grabado con tecnología de la NASA. Eché de menos en la primera escucha cierta conexión entre los temas, más allá de la relación que ya hay. Para eso se puede acudir al bonus disc que trae la edición "cara" solo distribuída a través de Internet. Pero el Revolver de los de Liverpool, por ejemplo, tampoco tenía los temas conexionados. Son 10 temas, carentes de ningún estribillo por cierto, independientes y a la vez cohesionados en un contexto. Da la impresión de que el orden de los temas haya sido medido con lupa (de ahí que en el bonus disc haya algunos de los mejores temas de estas sesiones), como si buscaran la alineación de los astros, la combinación correcta para abrir la caja fuerte de los discos perfectos.


Pero dejemos hablar a las canciones. Aunque en este disco hayan renegado algo de la electrónica que había marcado los anteriores álbumes, el disco comienza con el ritmo electrónico más "bailón" de toda su carrera, 5/4, emulando quizás los compases de amalgama del jazz más cool de la Costa Oeste. La voz de Thom Yorke emerge del silencio evocando cánticos del África Profunda y dando paso a la guitarra más jazzy que ha grabado Jonny Greenwood en su vida. Esto es 15 Step, un tema que a la mitad cambia su forma sin renunciar a su naturaleza, convirtiendo el jazz en la psicodelia más pura a través de samples y sintetizadores. Con el aliento todavía sin recuperar comienza el tema más rockero del disco, Bodysnatchers. Guitarra con fuzz y raspados de Jonny y Ed. La melodía parece escupir las frases lentamente, casi descomponiendo las palabras en sílabas y fonemas. No faltan los sintetizadores. Las tres guitarras entretejen una maraña coherente que envuelve al que escucha y, de pronto, nos vuelve a ocurrir lo mismo, la canción se transforma, guitarra acústica, melodía algo melancólica, y vuelve el fuzz y un grito rockero y desesperado de Thom Yorke que nos avisa que algo se acerca, se acerca, se acerca. Nude es quizás el tema más esperado de este disco, ya que fue compuesto en la época de Ok Computer y cuyas versiones se habían ido diseminando desde entonces en directo. ¿Voces al revés? Sí, psicodelia. Parece una banda sonora alternativa de 2001: a space oddissey. La línea de bajo va a mover la canción, meciendo la preciosa melodía que canta Thom (vamos que se te saltan las lagrimas), y empiezan a aparecer las capas (elemento común a todo el disco): guitarra jazz de Jonny, sonidos astrales de Ed, cuerdas, guitarra acústica... Cuando la canción ya no podía ser más bella, y los falsetes se multiplican, cambian los acordes y acaban en algo distinto, algo aún más bello, algo aún más Radiohead, algo aún más perfecto. Y ahora viene la que, para mí, es la mejor canción del álbum: Weird fishes/arpeggi. Doble título para una canción en la que el recurso de las capas de sonido y el de la repetición van a ser su leit motif. Los arpegios lentos pero constantes (si os fijáis, el tempo es bastante rápido) se multiplican y te envuelven. Thom una vez más va susurrandote frases al oído con reverb, siempre completandose a cada frase. Creo que es la mejor letra que ha escrito, delicada y bonita pero con un toque inquieto y enfermizo. Your eyes, they turned me. Llega un momento que no escuchas el fondo de tantas capas que hay y, de pronto, ocurre lo que ya nos anticipaban, viene la calma, guitarra, piano eléctrico y una voz que nos habla de los gusanos que le devoran. Falta el final, un in crescendo que nace desde un solitario ritmo de batería al que se le adhieren la voz, la línea de bajo, la guitarra, un sintetizador, más guitarras, el piano eléctrico ¡No escucho el fondo! ¡No puedo contabilizar todo lo que está sonando! Sólo nos queda hacer lo mismo que Thom, golpear el fondo y salir a la superficie. Y allí nos espera All I need, ambiental y bella a partes iguales. Una vez más la línea de bajo va a ser el fundamento de la canción. La letra es quizás la más romántica de toda la carrera de Radiohead (quien conozca el resto de discos, sabrá que no destacan precisamente por eso). Una vez más tenemos un in crescendo, que esta vez va a alcanzar un orgasmo sonoro inigualable. Completan la línea de bajo el piano, el rhodes y un xilofono, mientras empiezas a escuchar unos efectos extraños y envolventes que a veces callan para dar paso a la frase You're all I need, I'm in the middle of your picture, playing in the reeds. Y explota la canción, el piano da paso a una nube de sonido que es indescriptible, la canción adquiere un nivel épico, la voz de Thom parece rogar al cielo una respuesta, y antes de que te acostumbres, se acabó. El fin de esta canción parece decir "Fin de la cara A". Y es que el disco es clásico hasta para eso. Si tienes la versión en vinilo, es el momento de hacerlo.


La segunda parte del álbum comienza con algo que hacía falta ya en un disco de Radiohead, un tema acústico, voz y guitarra. Faust Arp comienza como si fuera una grabación casera de Thom Yorke, pero pronto aparece otra de las joyas del disco, el cuarteto de cuerda, el más orgánico que he escuchado nunca, casi puedo escuchar el ruido del arco rozando las cuerdas. La canción recuerda al Álbum blanco de los Beatles. It's no real reason. A partir de aquí, el álbum se torna en un viaje hacia lo desconocido, ya que son quizás los temas menos "directos" y que cuanto más escuchas el disco más te gustan. Reckoner, ¿esto es jazz? ¿britpop? sólo sé que suena a gloria. El ritmo cumple una función clave en esta canción, batería, pandereta y quién sabe qué cosas más. La guitarra y el piano marcan los acordes y notas que fundamentan la canción. Thom introduce un falsete que nunca le habíamos escuchado. Esta canción al igual que las demás dejan claro el tono optimista del disco, que choca con la visión sórdida y deprimente de la realidad que se nos mostraba en Amnesiac o Hail to the Thief. A mitad del álbum la canción hace una pausa y vuelve a arrancar, con el cuarteto envolviendo todo. La melodía se pierde en el horizonte. House of cards es la canción que más lejos lleva el recurso de la repetición ya que los acordes y la melodía se van a ir repitiendo durante más de 5 minutos. ¿Dónde está entonces la gracia? en todo lo demás, los arreglos bellos, precisos y preciosistas que envuelven (uso mucho este verbo porque es el verbo del disco) la canción. Esto es precioso, no puedo más, toma un descanso y bebe agua, que nos queda lo fuerte. Aunque tengo que reconocer que Jigsaw falling into place fue la canción que menos me puso de todo el disco (estábamos ya a unos niveles increíbles). Es quizás el tema más convencional del álbum, más guitarrero, pero una vez más nos encontramos estas estructuras extrañas que han predominado durante todo el disco, derrepente cambios bruscos, vueltas a cosas que habías escuchado al principio y a las que no les habías dado mucha importancia. El punto álgido viene cuando Thom canta la frase "jigsaw falling into place" siguiendo el riff principal con un montón de capas de guitarras acústicas. Y acabamos con Videotape. Este es posiblemente el tema más genial que Thom Yorke haya compuesto nunca. El piano no puede ser más sencillo, a una mano con el pedal pisado. Repetición repetición repetición. Thom se despide de todos en una cinta de video, porque en persona sería injusto. Mientras el acorde principal se repite una y otra y otra y otra vez, empiezas a escuchar una batería tamborileando, como si fuese una marcha funebre, mientras los coros se multiplican. Son unos cánticos de despedida, que acompañan al ritmo continuo y poco a poco descoordinado de la batería. Cuando te quieres dar cuenta, la batería se ha convertido en una rueda que gira y gira, imitando el sonido de las antiguas cintas VHS cuando se rebobinaban. Thom sigue al pié del cañón con el piano, repitiendo el mismo acorde y dejando una última frase optimista, como dando a entender que algo bueno se llevan de todo lo aprendido. Es el final, el broche de oro a una obra perfecta e irrepetible, la razón por la cual no les escuchabamos en estudio desde el 2003. Diez sobre diez, y me quedo corto.

RADIOHEAD LIVE FROM THE BASEMENT from mistertuko on Vimeo.



Actualizado, 29/6/2008. He encontrado por ahí un comentario muy acertado sobre el disco:
"The chameleon-like five piece from Oxfordshire, England have crafted another seemingly effortless masterpiece. In Rainbows is a mellow chillout record that is perfect music for watching snow gently hit the windowpane on a cold winter's night. Hypnotic vocal melodies are interweaved with orchestral flourishes creating a haunting backdrop for endless days and nights."

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