La obsolescencia

miércoles, 26 de noviembre de 2008 en 8:14

Viva la Vida

martes, 29 de julio de 2008 en 6:27

He tardado un mes en volver por estos lares porque estoy intentando planear la siguiente entrada, en la que abordaré la última etapa de Coltrane, la del free jazz, Pharoah, el ácido y los solos maratonianos. Pero como veo que me va a llevar más tiempo del que pensaba y me voy pronto de vacaciones, creo que es el momento de comentar el último álbum de los británicos Coldplay, que lleva por título Viva la Vida or Death and All His Friends, y que salió a la venta el pasado mes de Junio. Para empezar por el principio, título extraño, o doble titulo. Por un lado, la referencia a la cultura hispana y al cuadro de la célebre Frida Kahlo. Por otro, un contrapunto anglosajón. ¿Quiénes son los amigos de la muerte? Quizás escuchando el disco hallemos la respuesta. A su vez, artwork más que extraño, aunque nos tienen acostumbrados. Quiero decir que, dentro del nivel de mercado musical en el que están o parecen estar Coldplay, usar el cuadro de Delacroix y la pintura blanca, resulta, cuanto menos, inquietante. No es lo más bonito que podrían haber hecho, pero a mi me gusta.
La respuesta que ha tenido el álbum por parte de los críticos ha sido un tanto controvérsica. Se ha hablado de plagio, de álbum mediocre, pero también de un gran disco con cinco estrellas. Lo que yo tengo claro es que, para el nível que parece que habría que exigirle a un grupo como ellos, este disco se queda corto. Y eso que han puesto todo su empeño en salirse del convencionalismo en el que, se supone, habían caído con su anterior álbum (según los críticos, yo no estoy del todo de acuerdo). Ahora bien, si en vez de abrirse paso en el mundo musical allá por el 2000 con Parachutes, lo hubieran hecho con este disco, hubieran sido encumbrados casi seguro.
Viva la Vida or Death and All His Friends (uf, que largo) es, dentro de lo que cabe y digan lo que digan, un buen álbum. Un buen álbum que debería ser mejor, pero que, ay, no lo es. Quizás sea un empeño de los fans y la crítica por querer comprender cada segundo que un grupo tan alabado/criticado como Coldplay grabe, por lo que vamos a olvidarnos de "todo lo demás" y vamos a centrarnos en lo que el cd, o la carpeta llena de mp3's cuenten.
En relación al resto de álbumes de su discografía, Viva la Vida... es su obra más cuidada, no llega en ningún momento a ser un disco empalagoso o aburrido, su duración es adecuada y el listón se mantiene (más o menos) a un buen nivel durante todo el recorrido. Parachutes era un disco que pecaba de inocente, y por ello es una joya; para muchos es su mejor disco puesto que no hay ninguna combustión interna que lo inestabilice, ni para agradar a la crítica y declinarse hacia el convencionalismo, ni, como en este caso, para intentar salir de cualquier tipo de cliché anteriormente impuesto. A Rush of Blood to the Head es seguramente su opera magna, y es que todo lo tiene bueno, sólo que cuando ya llevas cien escuchas y crees que aún puedes sacarle más, no siempre es así. X&L es para mí un disco que ha sido un poco bapuleado (por la crítica, eh) injustamente. Ni la portada, ni la concepción de álbum, ni el título eran convencionales. Lástima que todos los temas fueran carne de single (si es que queremos verlo como algo malo, aquí se hace carroña de todo). Así que en relación a todo lo anterior, el nuevo álbum es una buena propuesta, se nota una clara evolución, y un empeño de la banda por hacer un gran disco de la mano del productor Brian Eno (ya vale de mentar a U2, ¿no?) y con un puñado de canciones que merecen, al menos, un poco de atención.



El álbum comienza con un tema instrumental, Life in Technicolor, primer intento de transgredir en un mundo musical que en su plano comercial reniega totalmente del concepto de músico dejando caer toda la representación de la música en la voz principal, que el público ha de corear de forma feroz hasta el fin de los tiempos. El tema comienza con unas atmósferas electrónicas preciosistas, cortesía de Brian Eno. Para mi hubiese bastado con esto, pero arranca el verdadero tema instrumental, que se me hace un poco machacón, pero que tras unas cuantas escuchas coge algo de forma y gusta. Cemeteries of London es ya un tema que suena Coldplay cien por cien, recuerda un poco a X&Y y otro poco a A Rush of Blood to the Head, los coros suenan mejor que nunca, una vez más la voz de Chris Martin emerge desde las atmósferas, cuando arranca la canción, se oye un muro de percusión y guitarras (muro de sonido, que para mí, es uno de los puntos flojos del disco, me gusta saber qué está sonando). La canción termina con unos detalles al piano geniales. Yo creo que Lost! es mi canción favorita del disco, y mira que he leído cosas en contra de ella. El órgano de iglesia suena espectacular y llena absolutamente tus oídos, no te deja escuchar el fondo, la melodía es perfecta (aunque parece que te suene ya de otras canciones de Coldplay, je), poco a poco se van añadiendo más órganos, coros, el bajo, la guitarra. Las palmas te dejan claro que el ritmo es un elemento fundamental de esta canción. I'm just waiting 'til the shine wears off. Volvemos al silencio, y allí nos espera el órgano despidiéndose. 42 es otra joyaza de este disco, apetecía volver a escuchar el piano en la faceta más lírica del grupo, recordándonos un poco a la maravillosa What If de X&Y. Los arreglos de cuerda son preciosos, creo que esta canción tiene la progresión de acordes mejor elegida de toda la carrera del grupo, cada cambio te sorprende. Y no era coña, de pronto todo crece y se convierte en algo inquietante, con voces sonando al fondo, guitarras y synths que parecen timbres percutidos. Se añaden más guitarras, aumenta la tensión, Chris Martin corea la melodía y, de pronto, la canción vuelve a cambiar (sin perder este subidón) a un rollo más easy-listening, muy de acordes mayores y melodía optimista, para acabar volviendo a la poética sangrante del piano suspendido.
Llegamos a la zona de turbulencias del disco: los dos temas dobles (señor Martin y compañía, tampoco es tan original la idea, pero algo es algo). El primero es Lovers In Japan/Reign Of Love, la verdad es que Lovers In Japan es la canción que menos me gusta del disco, el pianito y el ritmo me suena pachanguero a más no poder, y la melodía es muy predecible, por cierto, sí, se ve desde el panizo la "influencia" de U2 (otros dirán que les copian, menos lobos...). En cambio Reign Of Love es un tema delicadísimo, piano, melodía, es de lo más bonito que hay en el álbum, ójala hubieran grabado 7 minutos de esto, y no hacernos sufrir con Lovers In Japan (perdón a los que les guste, tampoco voy a avanzar con el reproductor, sería "hacer trampa"). A continuación suena Yes!/Chinese Sleep Chant. Aquí si que me encuentro. Yes! es otro de los temas perfectos del álbum, magnífica introducción del cuarteto de cuerda, melodía progresiva, guitarra slide, sonido americano puro y duro, glissandos feroces con el bajo, groove a más no poder, magnífico trabajo vocal de Martin. Derrepente el cuarteto de cuerda proyecta una melodía de corte oriental (¡bravo!) que encaja de lujo y da paso al estribillo más peliculero del grupo (me recuerda a Alpha Beta Gaga de Air). El solo de guitarra y synth mezcla el esperítu del Lejano Oeste con el futurismo más alarmante. Chinese Sleep Chant es indie y guitarrera, voces con reverb y falsete, da mucho juego con respecto al tema anterior, aunque no hay mucho más que comentar. Lo mejor es escuchar cómo emergen las guitarras desde el silencio e intuir las voces, que se quedan en un segundo plano ante la marabunta de cuerdas electrificadas.
Viva la vida, que va a ser el segundo single, es otra de esas canciones que no es precisamente de mis preferidas. El cuarteto del cuerdo está acertado y la melodía es pegadiza pero, en fin, me parece un tema un poco simplón y bastante anticipable (no digamos del ritmo con tambor y campana), pero al menos es agradable de escuchar, puede llegar a gustarme, aunque sea para un rato. El primer single del disco, Violet Hill, de primeras no me gustó demasiado, al menos no la veía una canción de single. Creo que muestra de forma clara un problema que me ocurre con Coldplay (sobretodo en este disco) y con otros muchos grupos: la manía de querer lograr un muro de sonido, muy impresionante, pero que puede llegar a ser asfixiante y no te deja escuchar los instrumentos con matices. No obstante, cuando por fin conseguí escuchar el disco entero, me dí cuenta de que Violet Hill se realza en el lugar que ocupa en el disco. La canción empieza con unas atmósferas que dan paso a la voz de Chris Martin, después la cosa empieza a complicarse con ese piano martilleante y las guitarras distorsionadas. Si tuviera que quitar las canciones que, en mi opinión, pudieran "sobrar" del disco, ésta no sería una de ellas. El siguiente tema, Strawberry Swing, me parece muy bonito, pero tiende a pasar desapercibido al llegar a estas alturas del álbum. Los arreglos de guitarras forman una serie de capas de ejercen de colchón para la melodía. A la mitad, la guitarra acústica emerge y Strawberry Swing se vuelve aún mejor canción, con unos acordes llenos de sensibilidad. Y llegamos al final, Death and All His Friends. Canción muy Coldplay, pianito y melodía para despedir el disco que se va complicando hasta que salen a la palestra unos coros que recuerdan a Fix You, rollo hermandad cantando unida. En fin, ¿era necesario caer en ese cliché? Me parece una canción sencillamente preciosa si quitamos esa última subida, algo absurda, incluso me gusta el cambio que tiene cuando introduce el ritmo de batería, pero una vez más Coldplay se pierden en el horizonte y parecen no ir a ninguna parte. Para acabar, un tema oculto, como yo habían hecho anteriormente, vuelven los sintetizadores de Life in Technicolor en The Scapist, esta vez adhiriendose la voz de Chris Martin, un final ambiental digno del gran disco que podría haber sido.
Quizás todo lo que he dicho no tenga sentido, es mi opinión. Coldplay parecen inmersos en una búsqueda que les permita asentar un nuevo estilo que no acaba de cuajar ni de madurar. Han intentado transgredir, pero no basta con eso. Hay que componer buenas canciones (aquí hay unas cuantas, eso sí) y, en definitiva, un buen álbum. Creo que Viva la Vida or Death and All His Friends es muy disfrutable y mucho mejor de lo que cierta gente dice/escribe, pero no su disco definitivo, queda mucho camino por recorrer. Maybe next time.

Violet Hill from Mat Whitecross on Vimeo.

El arcoiris de Radiohead

lunes, 23 de junio de 2008 en 14:19

También tiene narices el asunto. La primera entrada del blog y no hablo de jazz. Pero como dije, hablaré de lo que sea preciso en cada momento, y de lo que yo, en última instancia, quiera, pues para algo es mi blog.
Y lo preciso, aunque de forma bastante tardía, es que por fin haga una crítica decentilla del último álbum de Radiohead, In Rainbows. Desde el momento en que lo escuché por primera vez, la mañana del 10 de octubre del pasado 2007 en que salía "a descarga" por la voluntad, empecé a barruntar esto que escribo. Y es que es un disco que invita a la reflexión, sobretodo si has seguido la discografía de los de Oxford y tienes dos dedos de frente (lo digo por ciertas cosas que hay que leer).
Si estás buscando en estas líneas algún comentario a cerca del novedoso sistema de distribución que ha tenido el disco y que probablemente haya empezado a revolucionar la Historia de la Música Popular, no es tu sitio, tienes muchos blogs y diarios que lo han comentado y requetecomentado.
Resulta que debajo de la descarga o de la fantástica portada hay diez canciones. Diez canciones perfectas. Diez canciones perfectas que forman un disco perfecto. Un disco que supera con creces Ok Computer
, Kid A y todos los demás (discos que ya estaban en el limbo de los discos perfectos, así que nos estamos moviendo en unos níveles olímpicos). Desde que salió, no se ha hecho sino comparar su contenido con los discos anteriores, de manera que siempre hubiera "peros". Radiohead, amigos, es ahora In Rainbows. El artista no es nada sin su obra. Todos los anteriores discos han sido sus intentos de plasmar lo que sentían, su inquietud. Ahora, lo hayan conseguido o no, tienen un nuevo estandarte, gestado en una situación única e irrepetible, pues el tiempo pasa y las situaciones nunca se repiten. Es un disco que no admite comparaciones.
Y ahora, vamos a la música. Si me pidieran buscar adjetivos que describieran
In Rainbows, diría que es un álbum redondo, medido, cálido y envolvente. La producción es sencillamente espectacular, parece hecho todo con un mimo enfermizo. Radiohead sabían que estaban haciendo algo maravilloso, la joya de la corona. El trabajo vocal de Thom Yorke se eleva a unos níveles astrales, se nota que ha puesto todo su esfuerzo en ello (no podemos elevarlo como un garganta prodigiosa, él es algo distinto). In Rainbows suena a álbum clásico, como si los Beatles de 1967 hubiesen grabado con tecnología de la NASA. Eché de menos en la primera escucha cierta conexión entre los temas, más allá de la relación que ya hay. Para eso se puede acudir al bonus disc que trae la edición "cara" solo distribuída a través de Internet. Pero el Revolver de los de Liverpool, por ejemplo, tampoco tenía los temas conexionados. Son 10 temas, carentes de ningún estribillo por cierto, independientes y a la vez cohesionados en un contexto. Da la impresión de que el orden de los temas haya sido medido con lupa (de ahí que en el bonus disc haya algunos de los mejores temas de estas sesiones), como si buscaran la alineación de los astros, la combinación correcta para abrir la caja fuerte de los discos perfectos.


Pero dejemos hablar a las canciones. Aunque en este disco hayan renegado algo de la electrónica que había marcado los anteriores álbumes, el disco comienza con el ritmo electrónico más "bailón" de toda su carrera, 5/4, emulando quizás los compases de amalgama del jazz más cool de la Costa Oeste. La voz de Thom Yorke emerge del silencio evocando cánticos del África Profunda y dando paso a la guitarra más jazzy que ha grabado Jonny Greenwood en su vida. Esto es 15 Step, un tema que a la mitad cambia su forma sin renunciar a su naturaleza, convirtiendo el jazz en la psicodelia más pura a través de samples y sintetizadores. Con el aliento todavía sin recuperar comienza el tema más rockero del disco, Bodysnatchers. Guitarra con fuzz y raspados de Jonny y Ed. La melodía parece escupir las frases lentamente, casi descomponiendo las palabras en sílabas y fonemas. No faltan los sintetizadores. Las tres guitarras entretejen una maraña coherente que envuelve al que escucha y, de pronto, nos vuelve a ocurrir lo mismo, la canción se transforma, guitarra acústica, melodía algo melancólica, y vuelve el fuzz y un grito rockero y desesperado de Thom Yorke que nos avisa que algo se acerca, se acerca, se acerca. Nude es quizás el tema más esperado de este disco, ya que fue compuesto en la época de Ok Computer y cuyas versiones se habían ido diseminando desde entonces en directo. ¿Voces al revés? Sí, psicodelia. Parece una banda sonora alternativa de 2001: a space oddissey. La línea de bajo va a mover la canción, meciendo la preciosa melodía que canta Thom (vamos que se te saltan las lagrimas), y empiezan a aparecer las capas (elemento común a todo el disco): guitarra jazz de Jonny, sonidos astrales de Ed, cuerdas, guitarra acústica... Cuando la canción ya no podía ser más bella, y los falsetes se multiplican, cambian los acordes y acaban en algo distinto, algo aún más bello, algo aún más Radiohead, algo aún más perfecto. Y ahora viene la que, para mí, es la mejor canción del álbum: Weird fishes/arpeggi. Doble título para una canción en la que el recurso de las capas de sonido y el de la repetición van a ser su leit motif. Los arpegios lentos pero constantes (si os fijáis, el tempo es bastante rápido) se multiplican y te envuelven. Thom una vez más va susurrandote frases al oído con reverb, siempre completandose a cada frase. Creo que es la mejor letra que ha escrito, delicada y bonita pero con un toque inquieto y enfermizo. Your eyes, they turned me. Llega un momento que no escuchas el fondo de tantas capas que hay y, de pronto, ocurre lo que ya nos anticipaban, viene la calma, guitarra, piano eléctrico y una voz que nos habla de los gusanos que le devoran. Falta el final, un in crescendo que nace desde un solitario ritmo de batería al que se le adhieren la voz, la línea de bajo, la guitarra, un sintetizador, más guitarras, el piano eléctrico ¡No escucho el fondo! ¡No puedo contabilizar todo lo que está sonando! Sólo nos queda hacer lo mismo que Thom, golpear el fondo y salir a la superficie. Y allí nos espera All I need, ambiental y bella a partes iguales. Una vez más la línea de bajo va a ser el fundamento de la canción. La letra es quizás la más romántica de toda la carrera de Radiohead (quien conozca el resto de discos, sabrá que no destacan precisamente por eso). Una vez más tenemos un in crescendo, que esta vez va a alcanzar un orgasmo sonoro inigualable. Completan la línea de bajo el piano, el rhodes y un xilofono, mientras empiezas a escuchar unos efectos extraños y envolventes que a veces callan para dar paso a la frase You're all I need, I'm in the middle of your picture, playing in the reeds. Y explota la canción, el piano da paso a una nube de sonido que es indescriptible, la canción adquiere un nivel épico, la voz de Thom parece rogar al cielo una respuesta, y antes de que te acostumbres, se acabó. El fin de esta canción parece decir "Fin de la cara A". Y es que el disco es clásico hasta para eso. Si tienes la versión en vinilo, es el momento de hacerlo.


La segunda parte del álbum comienza con algo que hacía falta ya en un disco de Radiohead, un tema acústico, voz y guitarra. Faust Arp comienza como si fuera una grabación casera de Thom Yorke, pero pronto aparece otra de las joyas del disco, el cuarteto de cuerda, el más orgánico que he escuchado nunca, casi puedo escuchar el ruido del arco rozando las cuerdas. La canción recuerda al Álbum blanco de los Beatles. It's no real reason. A partir de aquí, el álbum se torna en un viaje hacia lo desconocido, ya que son quizás los temas menos "directos" y que cuanto más escuchas el disco más te gustan. Reckoner, ¿esto es jazz? ¿britpop? sólo sé que suena a gloria. El ritmo cumple una función clave en esta canción, batería, pandereta y quién sabe qué cosas más. La guitarra y el piano marcan los acordes y notas que fundamentan la canción. Thom introduce un falsete que nunca le habíamos escuchado. Esta canción al igual que las demás dejan claro el tono optimista del disco, que choca con la visión sórdida y deprimente de la realidad que se nos mostraba en Amnesiac o Hail to the Thief. A mitad del álbum la canción hace una pausa y vuelve a arrancar, con el cuarteto envolviendo todo. La melodía se pierde en el horizonte. House of cards es la canción que más lejos lleva el recurso de la repetición ya que los acordes y la melodía se van a ir repitiendo durante más de 5 minutos. ¿Dónde está entonces la gracia? en todo lo demás, los arreglos bellos, precisos y preciosistas que envuelven (uso mucho este verbo porque es el verbo del disco) la canción. Esto es precioso, no puedo más, toma un descanso y bebe agua, que nos queda lo fuerte. Aunque tengo que reconocer que Jigsaw falling into place fue la canción que menos me puso de todo el disco (estábamos ya a unos niveles increíbles). Es quizás el tema más convencional del álbum, más guitarrero, pero una vez más nos encontramos estas estructuras extrañas que han predominado durante todo el disco, derrepente cambios bruscos, vueltas a cosas que habías escuchado al principio y a las que no les habías dado mucha importancia. El punto álgido viene cuando Thom canta la frase "jigsaw falling into place" siguiendo el riff principal con un montón de capas de guitarras acústicas. Y acabamos con Videotape. Este es posiblemente el tema más genial que Thom Yorke haya compuesto nunca. El piano no puede ser más sencillo, a una mano con el pedal pisado. Repetición repetición repetición. Thom se despide de todos en una cinta de video, porque en persona sería injusto. Mientras el acorde principal se repite una y otra y otra y otra vez, empiezas a escuchar una batería tamborileando, como si fuese una marcha funebre, mientras los coros se multiplican. Son unos cánticos de despedida, que acompañan al ritmo continuo y poco a poco descoordinado de la batería. Cuando te quieres dar cuenta, la batería se ha convertido en una rueda que gira y gira, imitando el sonido de las antiguas cintas VHS cuando se rebobinaban. Thom sigue al pié del cañón con el piano, repitiendo el mismo acorde y dejando una última frase optimista, como dando a entender que algo bueno se llevan de todo lo aprendido. Es el final, el broche de oro a una obra perfecta e irrepetible, la razón por la cual no les escuchabamos en estudio desde el 2003. Diez sobre diez, y me quedo corto.

RADIOHEAD LIVE FROM THE BASEMENT from mistertuko on Vimeo.



Actualizado, 29/6/2008. He encontrado por ahí un comentario muy acertado sobre el disco:
"The chameleon-like five piece from Oxfordshire, England have crafted another seemingly effortless masterpiece. In Rainbows is a mellow chillout record that is perfect music for watching snow gently hit the windowpane on a cold winter's night. Hypnotic vocal melodies are interweaved with orchestral flourishes creating a haunting backdrop for endless days and nights."

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